Láudano para el corazón negro
María Magdalena
Hay escrituras que respiran entre las grietas producidas por su carácter disruptivo. María Magdalena lo demuestra en cada libro, desacomoda las formas hasta que entonen un canto singular. Ahí encuentra su descanso. En Láudano para el corazón negro, nos entrega un extenso poema fragmentado, acuchillado: ¿Y si fuiste herida en el río? // ¿Y si dijeron las palabras / cuchillos / las palabras filo / una tarde de verano / en el río? /. Cada escena del crimen nos conduce a otra en una especie de conjuro que retorna y punza. Un conjuro que busca un antídoto donde ponernos a salvo en este escenario tan lírico como cruel.
Enzo Amarillo
Harán una película con mi entierro
María Malusardi
El lenguaje permite lo imposible. El yo asiste a su funeral y sostiene la voz. En la ceremonia, los verbos sacan las mortajas al sol y cantan. El futuro es puro lenguaje: está hecho de acciones que se lanzan hacia adelante como serpentinas de deseo, furia o dolor. La vida después es un estribillo que repiquetea en los días por venir. En el entierro de la obra, el poema labra el testamento, y también ríe y baila sobre su tumba. Es imposible no hacerse la película. La sábana del lecho es la pantalla en la que pasará la vida: ojos, roces, harapos, huellas, hijos. Un campanario y los zapatos. ¿Qué harán con la desnudez y la soledad? ¿Adónde irán las esquinas y las lápidas? Con voz acicalada de humor y finitud, María Malusardi nos acerca a los efectos secundarios de la muerte y ofrece —para quienes no sabemos morir ni rezar— un conjunto de poemas sobre esa loca fantasía del final.
Gabriela Franco